Sin embargo, hubo otros científicos importantes que cambiaron nuestra forma de ver y comprender la naturaleza.
Estas son algunas de las figuras más admirables de la historia de las ciencias naturales. ¿Los conoces?
1. Edward Tyson: el padre de la anatomía comparativa
Para
la disección de un chimpancé, tuvo en mente los cuerpos de humanos y
monos, y notó que el chimpancé tenía más similitudes con los humanos que
con los monos.
Básicamente, Tyson identificó un nuevo grupo de animales: los simios.
El naturalista elaboró estas teorías mucho antes de que las teorías científicas clasificaran sistemáticamente el mundo natural.
Su
trabajo sentó las bases del trabajo de científicos como Carl Linnaeus a
la hora de desarrollar una manera eficaz de catalogar el mundo natural.
2. Antoni van Leeuwenhoek: el padre de la microbiología
Antoni van Leeuwenhoek descubrió todo un nuevo mundo en miniatura.
El
comerciante de telas holandés, nacido en 1632, fue la primera persona
en observar una bacteria y en analizar las células que se encuentran en
nuestra sangre.
Fue también el primero en ver los microorganismos en el agua y en comprender el significado del esperma.
Durante
su larga vida, fabricó cientos de lentes de microscopio, a menudo
diseñadas para microbios específicos, logrando lo que no pudieron lograr
otros microscopistas de su época.
Van
Leeuwenhoek tenía una curiosidad ilimitada, e hizo hasta lo imposible
para poder observar otros especímenes, incluso cultivarlos en su propio
cuerpo.
Con su trabajo, Leeuwenhoek logró tanto cautivar como perturbar al público.
3. Alfred Russel Wallace: el creador de la biogeografía evolutiva
La
famosa teoría de la evolución por selección natural fue uno de los
descubrimientos más significativos de la historia de la ciencia.
Dos hombres, Charles Darwin y Alfred Russel Wallace, fueron sus creadores.
Y, de no haber sido por Wallace, posiblemente esta teoría nunca se habría publicado.
Nació
en 1823, y cuando era joven le fascinaba la idea de que las especies
pudieran evolucionar. Y estaba decidido a descubrir el mecanismo que lo
permitía.
Wallace
viajó por el mundo buscando las claves de esta teoría y, en 1858,
mientras se encontraba en Indonesia, enfermo de malaria, hizo su gran
descubrimiento.
Lo que no sabía era que Darwin había llegado a la misma conclusión muchos años antes.
Pero
fue cuando recibió un breve ensayo de Wallace desarrollando esta teoría
que Darwin se apresuró a presentarla ante la Linnean Society, tan sólo
unas semanas más tarde.
A
la sociedad científica le llevó un tiempo aceptar esta idea tan
revolucionaria que cambiaba por completo la manera en la que entendemos
el mundo natural.
4. Franz Baron Nopcsa: el fundador de la paleobiología
Franz
Baron Nopcsa von Felső-Szilváswas era un aristócrata húngaro, y el
primero en pensar creativamente sobrecómo los animales extintos se
pudieron haber comportado.
Antes
que Nopsca, los paleontólogos sólo estaban interesados en nombrar y
describir los dinosaurios y otras formas de vida extintas, sin
considerar cómo habrían vivido sus vidas.
Nopsca
pensaba que era probable que algunos dinosaurios se ocupaban de sus
crías. En el momento, la idea fue considerada una mera fantasía, pero
varios descubrimientos posteriores de dinosaurios fosilizados cuidando
sus nidos apoyan esta teoría.
No todas sus ideas eran exactas, pero Nopcsa tenía la libertad de pensamiento y la confianza para explorar nuevas teorías.
5. Sir Hans Sloane: el padre del Museo Británico
Nacido en 1660, Sir Hans Sloane es quizás el coleccionista más prolífico de la historia, y tenía gustos eclécticos.
Aunque
la mayor parte de su colección estaba formada por plantas y animales,
también coleccionaba monedas y medallas, libros y manuscritos, estatuas,
dibujos, y sentía un aprecio especial por los zapatos.
Fueron
los contactos que hizo mientras trabajaba como médico y su tratamiento
generoso de los más desfavorecidos de la sociedad lo que permitió a
Sloane coleccionar de forma tan prolífica.
Capitanes
de navío, comerciantes locales, exploradores y aristócratas que volvían
de sus viajes le llevaban objetos que habían adquirido.
Pero lo que lo convirtió en un verdadero héroe de la historia natural es lo que Sloane hizo con su colección.
Cuando
murió en 1753, su testamento instruia que se le ofreciera al gobierno
su colección completa de 71.000 objetos por la suma de £20.000, muy por
debajo de su valor.
Tras
vender lotería para conseguir el dinero y aprobar una ley en el
parlamento, nació el Museo Británico. Gran parte de esa colección
sentaría las bases posteriormente del Museo de Historia Natural, en
1881, y de la Biblioteca Británica, en 1973.
El
generoso regalo de Sloane a la nación empezó una nueva era de museos de
propiedad pública y fue parte de la transición entre el coleccionismo
por curiosidad y la utilización de las colecciones para entender mejor
el mundo.
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